Venus de Willendorf, fachada hacia el 30.000-25.000 a.C., constituye uno de los primeros ejemplos escultóricos del mundo. Esculpida en piedra caliza, con una altura de 11,5 cm, está considerada como un símbolo de la fertilidad por sus exageradas formas anatómicas femeninas.
Paleolítico: desde los primeros tiempos de su existencia, el hombre tuvo una gran tendencia a las
representaciones figurativas, a las que hay que dar esencialmente un valor simbólico o mágico. El hombre y
los animales constituyeron los únicos protagonistas de aquellas representaciones.
Los materiales utilizados son la piedra, el hueso y el marfil. Y se practica la escultura de bulto redondo y el
relieve.
En éste tipo d escultura la mujer fue considerada como un ser misterioso que toma la misión de propagar la especie; este misterio de la procreación indujo al hombre a inspirarse en ella para su arte primitivo.
El ciclo mujer-procreación y fertilidad de la tierra, fue el motivo por lo que aquella se identificó con el culto de la madre tierra.
Las Venus prehistóricas y las exageraciones de los atributos sexuales, as¡ como las partes primordiales que intervienen en la procreación, son motivos vitales en la elaboración de estas figuras femeninas.
La divinidad de Venus no puede ser considerada solamente como diosa de la belleza, pues esa belleza engendra, asimismo, procreación; por esta razón, a las esculturas femeninas se les ha denominado Venus.
De todas las venus del periodo auriñaciense la m s extraordinaria sin duda es la que se encuentra en el Museo de Viena y que recibe el nombre de Venus de Willendorf; en ésta las características anatómicas son exageradas al máximo con un gran sentido de la realidad, el tocado es complicadísimo y el rostro desaparece como si el artista intencionalmente hubiera querido que no pudiera ser identificado con alguna mujer del grupo.
El relieve adquiere importancia esencial en la piedra y a través del estudio de esta escultura puede seguirse la evolución que el arte tuvo del Paleolítico al Neolítico y de éste, a la Edad de los Metales.
En el periodo magdaleniense que sigue al Solutrense la escultura adquiere grados de
perfección y as¡ en la gruta de Combarelles (Dordoña) el reno sigue siendo motivo de inspiración.
Las figuras aparecen superpuestas, el hombre no se disipa en rasgos inútiles y el movimiento es altamente conseguido.
Este movimiento llega a la acrobacia y parece que representa una danza ritual que es preludio de la caza.
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