El gran desarrollo de la agricultura en las civilizaciones del Próximo Oriente, determinó el mejoramiento de la
vida y de todas las formas de expresión.
La figura garantiza la inmortalidad del difunto. Éste es el fundamento de la ley de la frontalidad y del
predominio de la escultura de formas redondeadas, características de Egipto y Mesopotamia.
Ley de la frontalidad, lleva a las esculturas de bulto redondo a mantenerse rígidas, responde al deseo de evitar
lo narrativo y episódico, que indican transitoriedad, hay un deseo de detener o fijar el curso de la vida. Y el
bulto evita toda clase de salientes, por riesgo de roturas, ya que todo desperfecto afecta a la vida de ultratumba
del difunto.
Otros dos rasgos fundamentales son la Visión rectilínea y armonía de la proporciones. También otra
característica propia de este periodo es el Hieratismo y rigidez en la forma.
En los relieves ciertas partes permanecen de perfil, pero otras se hallan de frente, en orden a obtener el
máximo de elementos definidores de la figura, los relieves alcanzaron un gran desarrollo. El relieve tenía dos
propósitos fundamentales en el muro de los templos glorificar al faraón y en las tumbas preparar el alma en su
camino hacia la eternidad.
Las esculturas fueron talladas en los más diversos materiales desde la blanda caliza y la madera, a las piedras
más duras y lujosas, como el granito, el basalto, la diorita, la obsidiana, el pórfido.
La policromía se aplicaba a las esculturas de caliza, pero sobre todo a las de madera, para favorecer la
policromía antes de pintarlas se les daba una capa de estuco. Materias incrustadas en los ojos aumentaban la
vivacidad de estos.
Durante el Imperio Nuevo la escultura alcanzó una nueva dimensión de la severidad y majestuosidad del I.
Antiguo se paso a la elegancia al cuidado por el detalle y en general se vivió un momento de humanización de
las formas ya que la vida cotidiana paso a tener mas importancia que la vida eterna.
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